Si hay algo que marcó a mi generación fue el cubo de Rubik, creado por el escultor y profesor de arquitectura húngaro Ernö Rubik en 1974, aunque no fue hasta los 80 cuando llegó a las tiendas de todo el mundo: entre 1980 y 1982 se vendieron más de 100 millones de cubos en todo el mundo.
Con el éxito del cubo vinieron muchos “clones”: cubos de más o menos piezas, pirámides, esferas… Para mí las variantes más espectaculares fueron el Dogic (un icosaedro) y el Megaminx (un dodecaedro).
El Megaminx apareció a principios de los 80 y había dos variantes: uno de 6 colores (los colores se repetían en la cara de enfrente) y uno de 12 colores. Las permutaciones que se pueden obtener con el Megaminx son impresionantes: 1068 para la versión de 12 colores y 6.1×1063 para la versión de 6 colores (frente a las 4.3 × 1019 del Cubo de Rubik de 3x3x3). A pesar de todo no era demasiado difícil de resolver, de hecho la solución era bastante similar al del cubo clásico. Yo tuve uno un par de días a finales de los 80, y no fui capaz. El récord del mundo en la resolución de este “cubo” fue batido el pasado 17 de octubre de 2007 por Erik Akkersdijk en el Dutch Open con una marca de 1 minuto y 14,90 segundos.